Símbolo de estatus y refinamiento, el mantón de Manila alcanzó su máxima expresión durante el reinado de Isabel II (1833-1868), cuando la fusión entre la artesanía oriental y el gusto español definió estándares de calidad y diseño que perviven hasta hoy.
El mantón de Manila representa una obra maestra de la artesanía textil, donde cada detalle, desde la calidad de la seda hasta el minucioso bordado, determina su valor excepcional.